CONOCE TODO SOBRE EL SÍNDROME DE LA IMPOSTORA.

BLANCA CARRAMIÑANA - 16/01/2024

Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Un estudio afirma que el 70% de las personas han sufrido este síndrome en algún momento de su vida. En el caso de la mujer hay factores culturales que influyen como la creencia arraigada, contra la que actualmente tenemos la suerte de estar luchando, de que las capacidades de la mujer son inferiores a las de los hombres.Pero, ¿por qué ocurre esto? Este síndrome tiene una función adaptativa. Cuando comenzamos en un trabajo nuevo o nos implicamos en una tarea importante, se activa dentro de nosotros un motor interno que nos moviliza a “dar lo mejor de nosotros”. El síndrome del impostor o la impostora aparece en forma de trampa cuando a pesar de conseguir buenos resultados, no tenemos la sensación de ello.Para entender este síndrome no podemos olvidarnos de la autoestima. Suele estar asociado a personas con baja autoestima. Ese motor interno está compuesto por dos motores pequeños que son los que nos permiten atribuir las consecuencias de nuestros éxitos y fracasos: control interno y control externo.Pongamos un ejemplo: Marta tiene una presentación en el trabajo. Ha estado trabajando en ello durante mucho tiempo. Llega el día de la presentación y todos los compañeros, compañeras y jefes felicitan a Marta por el trabajo realizado. Sin embargo, Marta tiene la sensación de que no lo ha hecho lo suficientemente bien y que podría haberlo hecho mejor, además sabe que la presentación era fácil y los datos estaban claros.¿CÓMO PODEMOS LUCHAR CONTRA ESTE SÍNDROME?1. Identificar si este síndrome te acompaña: Algunos pensamientos que pueden ayudarnos a identificarlo son “debería haberlo hecho mejor”, “no ha sido suficiente”, “nunca voy a conseguir hacerlo tan bien como mi compañero”; algunas emociones asociadas son el miedo, ansiedad, inseguridad, desconfianza de mi propio criterio, etc., ante la realización de una tarea y algunas conductas que acompañan a este síndrome son las horas prolongadas de trabajo, la comprobación con otras personas de si está bien hecho o no, entre otras.

2. Ten presente tus éxitos y logros: Puedes hacer un listado de logros donde reflejes todo aquello que has conseguido. Estos logros pueden ser desde pequeños detalles hasta éxitos grandes: hacerle sonreír al panadero, felicitación de un compañero, aprobar un examen, conseguir un trabajo…

3. Recuerda cada día qué cosas has hecho bien: Puedes ponerte un post-it para tenerlo presente.Trata de hacer una valoración objetiva sobre tu esfuerzo y capacidad. Analiza el éxito y el fracaso en función de nuestros dos motores internos: el control interno y el externo.

4. Apóyate en personas cercanas: En muchas ocasiones, cuando caemos en la trampa del impostor es complicado salir de ella. Para ello nos sirven las personas que nos acompañan, para ayudarnos a vislumbrar nuestro esfuerzo y capacidad.

5. Ante los fracasos, pon el foco en aquello que puedes mejorar. Tómalo como una situación de aprendizaje.

6. Trátate con amabilidad. Recuerda que eres humano. Cometemos errores y el poder fallar y aprender de ello forma parte de proceso de mejora.

7. Cambia tu diálogo interno: Es frecuente encontrarnos a nosotras mismos diciéndonos: “soy tonta” “no valgo para nada”. Como hemos visto, esto tiene un gran impacto en la autoestima y te adelanto: no nos estamos ayudando más por hablarnos así. Te propongo una nueva manera de verlo: ¿qué me vendría mejor decirme

8. Esfuérzate en no hacer las cosas perfectas: Para tolerar las emociones funciona exponernos a ellas: atrévete a hacer algo mal y convivir con la emoción que eso produce. De esta forma, ¡conseguirás una mayor tolerancia!

9. Cuando aparezca la duda, recuerda: no eres lo que dice tu síndrome del impostor. El síndrome del impostor es una sensación más común de la que creemos. Lo bueno es que podemos trabajarla para poder disfrutar de nuestros éxitos y vivir con un menor malestar en todos los ámbitos de nuestra vida.No alcanzar la perfección no significa fracasar, significa que eres humano.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Un estudio afirma que el 70% de las personas han sufrido este síndrome en algún momento de su vida. En el caso de la mujer hay factores culturales que influyen como la creencia arraigada, contra la que actualmente tenemos la suerte de estar luchando, de que las capacidades de la mujer son inferiores a las de los hombres.Pero, ¿por qué ocurre esto? Este síndrome tiene una función adaptativa. Cuando comenzamos en un trabajo nuevo o nos implicamos en una tarea importante, se activa dentro de nosotros un motor interno que nos moviliza a “dar lo mejor de nosotros”. El síndrome del impostor o la impostora aparece en forma de trampa cuando a pesar de conseguir buenos resultados, no tenemos la sensación de ello.Para entender este síndrome no podemos olvidarnos de la autoestima. Suele estar asociado a personas con baja autoestima. Ese motor interno está compuesto por dos motores pequeños que son los que nos permiten atribuir las consecuencias de nuestros éxitos y fracasos: control interno y control externo.Pongamos un ejemplo: Marta tiene una presentación en el trabajo. Ha estado trabajando en ello durante mucho tiempo. Llega el día de la presentación y todos los compañeros, compañeras y jefes felicitan a Marta por el trabajo realizado. Sin embargo, Marta tiene la sensación de que no lo ha hecho lo suficientemente bien y que podría haberlo hecho mejor, además sabe que la presentación era fácil y los datos estaban claros.¿CÓMO PODEMOS LUCHAR CONTRA ESTE SÍNDROME?1. Identificar si este síndrome te acompaña: Algunos pensamientos que pueden ayudarnos a identificarlo son “debería haberlo hecho mejor”, “no ha sido suficiente”, “nunca voy a conseguir hacerlo tan bien como mi compañero”; algunas emociones asociadas son el miedo, ansiedad, inseguridad, desconfianza de mi propio criterio, etc., ante la realización de una tarea y algunas conductas que acompañan a este síndrome son las horas prolongadas de trabajo, la comprobación con otras personas de si está bien hecho o no, entre otras.

2. Ten presente tus éxitos y logros: Puedes hacer un listado de logros donde reflejes todo aquello que has conseguido. Estos logros pueden ser desde pequeños detalles hasta éxitos grandes: hacerle sonreír al panadero, felicitación de un compañero, aprobar un examen, conseguir un trabajo…

3. Recuerda cada día qué cosas has hecho bien: Puedes ponerte un post-it para tenerlo presente.Trata de hacer una valoración objetiva sobre tu esfuerzo y capacidad. Analiza el éxito y el fracaso en función de nuestros dos motores internos: el control interno y el externo.

4. Apóyate en personas cercanas: En muchas ocasiones, cuando caemos en la trampa del impostor es complicado salir de ella. Para ello nos sirven las personas que nos acompañan, para ayudarnos a vislumbrar nuestro esfuerzo y capacidad.

5. Ante los fracasos, pon el foco en aquello que puedes mejorar. Tómalo como una situación de aprendizaje.

6. Trátate con amabilidad. Recuerda que eres humano. Cometemos errores y el poder fallar y aprender de ello forma parte de proceso de mejora.

7. Cambia tu diálogo interno: Es frecuente encontrarnos a nosotras mismos diciéndonos: “soy tonta” “no valgo para nada”. Como hemos visto, esto tiene un gran impacto en la autoestima y te adelanto: no nos estamos ayudando más por hablarnos así. Te propongo una nueva manera de verlo: ¿qué me vendría mejor decirme

8. Esfuérzate en no hacer las cosas perfectas: Para tolerar las emociones funciona exponernos a ellas: atrévete a hacer algo mal y convivir con la emoción que eso produce. De esta forma, ¡conseguirás una mayor tolerancia!

9. Cuando aparezca la duda, recuerda: no eres lo que dice tu síndrome del impostor. El síndrome del impostor es una sensación más común de la que creemos. Lo bueno es que podemos trabajarla para poder disfrutar de nuestros éxitos y vivir con un menor malestar en todos los ámbitos de nuestra vida.No alcanzar la perfección no significa fracasar, significa que eres humano.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Un estudio afirma que el 70% de las personas han sufrido este síndrome en algún momento de su vida. En el caso de la mujer hay factores culturales que influyen como la creencia arraigada, contra la que actualmente tenemos la suerte de estar luchando, de que las capacidades de la mujer son inferiores a las de los hombres.Pero, ¿por qué ocurre esto? Este síndrome tiene una función adaptativa. Cuando comenzamos en un trabajo nuevo o nos implicamos en una tarea importante, se activa dentro de nosotros un motor interno que nos moviliza a “dar lo mejor de nosotros”. El síndrome del impostor o la impostora aparece en forma de trampa cuando a pesar de conseguir buenos resultados, no tenemos la sensación de ello.Para entender este síndrome no podemos olvidarnos de la autoestima. Suele estar asociado a personas con baja autoestima. Ese motor interno está compuesto por dos motores pequeños que son los que nos permiten atribuir las consecuencias de nuestros éxitos y fracasos: control interno y control externo.Pongamos un ejemplo: Marta tiene una presentación en el trabajo. Ha estado trabajando en ello durante mucho tiempo. Llega el día de la presentación y todos los compañeros, compañeras y jefes felicitan a Marta por el trabajo realizado. Sin embargo, Marta tiene la sensación de que no lo ha hecho lo suficientemente bien y que podría haberlo hecho mejor, además sabe que la presentación era fácil y los datos estaban claros.¿CÓMO PODEMOS LUCHAR CONTRA ESTE SÍNDROME?1. Identificar si este síndrome te acompaña: Algunos pensamientos que pueden ayudarnos a identificarlo son “debería haberlo hecho mejor”, “no ha sido suficiente”, “nunca voy a conseguir hacerlo tan bien como mi compañero”; algunas emociones asociadas son el miedo, ansiedad, inseguridad, desconfianza de mi propio criterio, etc., ante la realización de una tarea y algunas conductas que acompañan a este síndrome son las horas prolongadas de trabajo, la comprobación con otras personas de si está bien hecho o no, entre otras.

2. Ten presente tus éxitos y logros: Puedes hacer un listado de logros donde reflejes todo aquello que has conseguido. Estos logros pueden ser desde pequeños detalles hasta éxitos grandes: hacerle sonreír al panadero, felicitación de un compañero, aprobar un examen, conseguir un trabajo…

3. Recuerda cada día qué cosas has hecho bien: Puedes ponerte un post-it para tenerlo presente.Trata de hacer una valoración objetiva sobre tu esfuerzo y capacidad. Analiza el éxito y el fracaso en función de nuestros dos motores internos: el control interno y el externo.

4. Apóyate en personas cercanas: En muchas ocasiones, cuando caemos en la trampa del impostor es complicado salir de ella. Para ello nos sirven las personas que nos acompañan, para ayudarnos a vislumbrar nuestro esfuerzo y capacidad.

5. Ante los fracasos, pon el foco en aquello que puedes mejorar. Tómalo como una situación de aprendizaje.

6. Trátate con amabilidad. Recuerda que eres humano. Cometemos errores y el poder fallar y aprender de ello forma parte de proceso de mejora.

7. Cambia tu diálogo interno: Es frecuente encontrarnos a nosotras mismos diciéndonos: “soy tonta” “no valgo para nada”. Como hemos visto, esto tiene un gran impacto en la autoestima y te adelanto: no nos estamos ayudando más por hablarnos así. Te propongo una nueva manera de verlo: ¿qué me vendría mejor decirme

8. Esfuérzate en no hacer las cosas perfectas: Para tolerar las emociones funciona exponernos a ellas: atrévete a hacer algo mal y convivir con la emoción que eso produce. De esta forma, ¡conseguirás una mayor tolerancia!

9. Cuando aparezca la duda, recuerda: no eres lo que dice tu síndrome del impostor. El síndrome del impostor es una sensación más común de la que creemos. Lo bueno es que podemos trabajarla para poder disfrutar de nuestros éxitos y vivir con un menor malestar en todos los ámbitos de nuestra vida.No alcanzar la perfección no significa fracasar, significa que eres humano.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Si te sientes identificada, podríamos estar sufriendo lo que conocemos como síndrome del impostor o la impostora. Este síndrome se relaciona con la incapacidad para reconocer los logros y dudar de la propia capacidad. Suele ir acompañada de ansiedad y miedo y una conducta autoexigente. El ámbito principal en el que se desarrolla es en el laboral.Un estudio afirma que el 70% de las personas han sufrido este síndrome en algún momento de su vida. En el caso de la mujer hay factores culturales que influyen como la creencia arraigada, contra la que actualmente tenemos la suerte de estar luchando, de que las capacidades de la mujer son inferiores a las de los hombres.Pero, ¿por qué ocurre esto? Este síndrome tiene una función adaptativa. Cuando comenzamos en un trabajo nuevo o nos implicamos en una tarea importante, se activa dentro de nosotros un motor interno que nos moviliza a “dar lo mejor de nosotros”. El síndrome del impostor o la impostora aparece en forma de trampa cuando a pesar de conseguir buenos resultados, no tenemos la sensación de ello.Para entender este síndrome no podemos olvidarnos de la autoestima. Suele estar asociado a personas con baja autoestima. Ese motor interno está compuesto por dos motores pequeños que son los que nos permiten atribuir las consecuencias de nuestros éxitos y fracasos: control interno y control externo.Pongamos un ejemplo: Marta tiene una presentación en el trabajo. Ha estado trabajando en ello durante mucho tiempo. Llega el día de la presentación y todos los compañeros, compañeras y jefes felicitan a Marta por el trabajo realizado. Sin embargo, Marta tiene la sensación de que no lo ha hecho lo suficientemente bien y que podría haberlo hecho mejor, además sabe que la presentación era fácil y los datos estaban claros.¿CÓMO PODEMOS LUCHAR CONTRA ESTE SÍNDROME?1. Identificar si este síndrome te acompaña: Algunos pensamientos que pueden ayudarnos a identificarlo son “debería haberlo hecho mejor”, “no ha sido suficiente”, “nunca voy a conseguir hacerlo tan bien como mi compañero”; algunas emociones asociadas son el miedo, ansiedad, inseguridad, desconfianza de mi propio criterio, etc., ante la realización de una tarea y algunas conductas que acompañan a este síndrome son las horas prolongadas de trabajo, la comprobación con otras personas de si está bien hecho o no, entre otras.

2. Ten presente tus éxitos y logros: Puedes hacer un listado de logros donde reflejes todo aquello que has conseguido. Estos logros pueden ser desde pequeños detalles hasta éxitos grandes: hacerle sonreír al panadero, felicitación de un compañero, aprobar un examen, conseguir un trabajo…

3. Recuerda cada día qué cosas has hecho bien: Puedes ponerte un post-it para tenerlo presente.Trata de hacer una valoración objetiva sobre tu esfuerzo y capacidad. Analiza el éxito y el fracaso en función de nuestros dos motores internos: el control interno y el externo.

4. Apóyate en personas cercanas: En muchas ocasiones, cuando caemos en la trampa del impostor es complicado salir de ella. Para ello nos sirven las personas que nos acompañan, para ayudarnos a vislumbrar nuestro esfuerzo y capacidad.

5. Ante los fracasos, pon el foco en aquello que puedes mejorar. Tómalo como una situación de aprendizaje.

6. Trátate con amabilidad. Recuerda que eres humano. Cometemos errores y el poder fallar y aprender de ello forma parte de proceso de mejora.

7. Cambia tu diálogo interno: Es frecuente encontrarnos a nosotras mismos diciéndonos: “soy tonta” “no valgo para nada”. Como hemos visto, esto tiene un gran impacto en la autoestima y te adelanto: no nos estamos ayudando más por hablarnos así. Te propongo una nueva manera de verlo: ¿qué me vendría mejor decirme

8. Esfuérzate en no hacer las cosas perfectas: Para tolerar las emociones funciona exponernos a ellas: atrévete a hacer algo mal y convivir con la emoción que eso produce. De esta forma, ¡conseguirás una mayor tolerancia!

9. Cuando aparezca la duda, recuerda: no eres lo que dice tu síndrome del impostor. El síndrome del impostor es una sensación más común de la que creemos. Lo bueno es que podemos trabajarla para poder disfrutar de nuestros éxitos y vivir con un menor malestar en todos los ámbitos de nuestra vida.No alcanzar la perfección no significa fracasar, significa que eres humano.